Enseñar para la diversidad significa reconocer las diferencias en el aula y permite que las diferencias transformen la forma de pensar, enseñar, aprender y actuar de todos los miembros de la comunidad educativa, de modo tal que todas las experiencias y formas de ser se traten con equidad y justicia en nuestras instituciones educativas.
Aquellas propuestas pedagógicas que abrazan la diversidad en el aula son de vital importancia ya que garantizan igualdad de oportunidades para todos los alumnos, independientemente de sus diferencias y prepara a las nuevas generaciones para un mundo cada vez más diverso y globalizado.
No solo se trata de la inclusión de material didáctico y pedagógico diverso en el aula, sino también se propone exponer a los alumnos a materiales y recursos que representen múltiples puntos de vista y perspectivas. Los recursos didácticos deben incluir diferentes nacionalidades, razas, idiomas, capacidades, entornos socio-económicos y temas de actualidad, evitando los prejuicios y estereotipos.
En el aula, la diversidad enriquece el proceso de enseñanza-aprendizaje al fomentar discusiones y debates, exponiendo a los alumnos a diferentes perspectivas y experiencias. Además, promueve la tolerancia y la empatía al ayudar a los alumnos a comprender y apreciar las experiencias personales de cada uno de sus compañeros.
En el actual mundo globalizado, un enfoque pedagógico que estimula la diversidad de actividades y la heterogeneidad de respuestas en el aula prepara a los alumnos para interactuar y colaborar con personas de diferentes orígenes culturales, sociales y lingüísticos, lo que es esencial para el éxito en entornos laborales y contextos sociales diversos. Aún más, los alumnos bilingües obtienen una ventaja significativa al comunicarse en dos idiomas, aprendiendo sobre diversas culturas y esto les brinda un mayor desarrollo de sus habilidades comunicativas e interpersonales.
Otro beneficio del trabajo áulico a través de la diversidad es el desarrollo de la innovación y la creatividad porque se fomenta la generación de ideas nuevas, la fundamentación de distintas opiniones y la creación de soluciones originales y adaptadas a contextos múltiples. También las prácticas inclusivas contribuyen a la construcción de sociedades más inclusivas, en las cuales cada individuo se siente valorado y respetado con sus idiomas, tradiciones y costumbres, y se promueven los principios de equidad y los derechos humanos.
Asimismo, el mercado laboral también demanda la colaboración y el entendimiento intercultural, y la educación que atiende a la diversidad se presenta como el camino ideal para preparar a los futuros lideres a desarrollarse en contextos multiculturales a nivel profesional, en sus estudios universitarios y también en sus intercambios sociales.
Para promover la diversidad en las aulas bilingües, los educadores podemos abordar las siguientes estrategias:
· Elaboración de una planificación diversa: por ejemplo, para una clase de ciencias naturales sobre el ciclo del agua, proporcionar a los alumnos textos escritos, videos con subtítulos, gráficos y narraciones en audio, ofreciéndoles múltiples medios para abordar un mismo concepto, según sus niveles de competencia en el idioma extranjero.
· Apoyo personalizado: en una clase de literatura, asignar un asistente del aula para trabajar con un compañero que recién llegó al país o es nuevo en el colegio, y necesita apoyo adicional para entender la historia y los personajes en el idioma extranjero.
· Aprendizaje colaborativo: en una clase de arte, formar grupos heterogéneos de alumnos que hablen diferentes idiomas o que tengan distintos niveles de competencia lingüística y pedirles que colaboren en un proyecto de arte que refleje sus culturas y experiencias.
· Uso de materiales auténticos: durante una clase de historia mundial, compartir con los alumnos documentos históricos auténticos en el idioma extranjero, como cartas o fotografías antiguas, para ayudarles a conectarse con el pasado de la región o el país y, al mismo tiempo, puedan establecer conexiones con sus propias raíces.
· Evaluación inclusiva: en una clase de educación física, permitir a los alumnos elegir entre escribir un ensayo sobre los beneficios de la actividad física o presentar una rutina de ejercicios en formato de video o podcast y explicarla en el idioma extranjero o materno.
· Fomentar el respeto y la empatía: en una clase de estudios sociales, organizar discusiones guiadas o debates sobre la diversidad cultural en América Latina, animando a los alumnos a compartir sus propias experiencias y escuchar aquellas de sus compañeros.
· Participación de las familias: invitar a las familias o tutores de los alumnos a participar en una clase de cocina, donde puedan compartir recetas tradicionales de sus culturas o platos típicos y explicar los ingredientes y técnicas de cocina.
· Programas de mentoría: crear un programa de mentorías en el que los alumnos de mayor edad o de un grado superior puedan ayudar a los alumnos de primer grado o grados inferiores a mejorar sus habilidades de lectura, leyendo libros bilingües juntos.
Promover la inclusión y la diversidad forma parte de la agenda de los educadores para transformar nuestras aulas bilingües en entornos de aprendizajes que abracen la diversidad y así poder crear un mundo más justo, equitativo y enriquecedor, tan necesario en nuestros países de América Latina. Necesitamos brindarles a nuestros alumnos las herramientas necesarias para que, como ciudadanos globales, puedan vivir y desarrollarse en una sociedad diversa, que promueva la igualdad de oportunidades y así contribuir al respeto, la tolerancia y al entendimiento mutuo.
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