El uso de la tecnología en el aula

En algunos países de Europa (por ejemplo, España, Holanda, Finlandia, Suecia, Italia y Francia) ha comenzado un movimiento de “desintoxicación digital” y los dispositivos electrónicos serán prohibidos en algunas escuelas próximamente. Este debate todavía no ha llegado a América Latina a nivel de la implementación de políticas públicas, pero sí ya ha comenzado a generarse un debate en cuanto al uso del celular en las aulas, especialmente entre adolescentes. La fundamentación de dicha nueva práctica tiene sus orígenes en evitar la distracción, mejorar los resultados académicos y de combatir el ciberacoso y el bullying en las instituciones educativas.

Sin embargo, hoy en día destacados expertos e investigadores señalan que no es la exposición a las pantallas sino la calidad de la exposición lo que marca la diferencia en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y jóvenes. Por esta razón, lo trascendental es el nivel de responsabilidad asumido por los educadores y las familias cuando los niños están frente a una pantalla.

Lo que estimula a nivel cognitivo es que los adultos utilicen tecnología con los niños, jueguen, interactúen con ellos y hablen sobre sus aprendizajes y experiencias al utilizarla. La tecnología es sólo una herramienta para fomentar un mejor aprendizaje, hacerlo más accesible y personalizado y por ello, la clave radica en la integración de las distintas herramientas digitales dentro de un proceso más amplio de desarrollo y estimulación.

En el contexto digital actual, organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP) han intervenido con recomendaciones. La AAP pide que los niños no pasen nada de tiempo frente a la pantalla hasta los 18 o 24 meses, excepto para chatear por video, y afirma que los niños de 2 a 5 años deben pasar una hora o menos frente a la pantalla al día. También ha desarrollado el Plan Familiar de Uso de los Medios para niños mayores, en el que padres e hijos negocian los límites y las fronteras del uso de las pantallas.

En sus directrices sobre la actividad física, el sedentarismo y el sueño de los niños pequeños, la OMS también recomienda que los menores de 2 años no usen pantallas y que los niños de 2 a 5 años pasen menos de una hora al día frente a ellas. También ambas organizaciones sostienen que el tiempo frente a la pantalla y el uso de la tecnología digital pueden afectar a la rapidez con la que los niños se quedan dormidos y la calidad y la duración de su sueño. Por eso, se recomienda que los niños dejen de utilizar la tecnología al menos 1 hora antes de dormirse ya que la luz azul de televisores, computadoras, teléfonos y tabletas puede suprimir los niveles de melatonina y retrasar la somnolencia. También resulta necesario hacer énfasis en la auto-regulación ya que los niños pueden tener la tentación de quedarse despiertos hasta tarde para chatear con sus amigos o jugar.

Unas semanas atrás tuve la oportunidad de visitar la escuela pública Withrow Avenue Junior Public School (tdsb.on.ca) ubicada en Toronto, Canadá y la directora Beverly O’Brien me explicó, que junto a Apple Education, han diseñado una política sobre el uso de dispositivos en el aula:

·       En Senior Kindergarten (Sala de 5 años): cada clase cuenta con 5 iPads – 1 para el docente y 4 son compartidos entre los alumnos para que puedan tomar fotos como evidencia de su propio aprendizaje y dichas fotografías son compartidas posteriormente con los padres. La clase está compuesta por 25 alumnos aproximadamente y también se enseña el uso cuidadoso de las tabletas, el tomar turnos y esperar los tiempos para enviar mensajes, por ejemplo.

·       En los Grados 1 y 2, cuentan con 1 dispositivo cada 2 alumnos.

·       A partir de Grado 3, los dispositivos son de uso individual. 

Sin importar la cantidad de dispositivos con los cuales cada colegio cuenta, es necesario asociar el uso de la tecnología a actividades pedagógicas e incluir su uso cuando resulte pertinente y no necesariamente todos los días. De acuerdo con varios estudios realizados, los niños aprenden mejor de una persona que está con ellos cara a cara que de una persona en una pantalla, aunque sea exactamente la misma persona haciendo exactamente lo mismo.

Es esencial que los educadores planifiquen sus actividades escolares mediadas por la tecnología con la intención pedagógica en mente y también incluyan debates con los jóvenes sobre el contenido disponible en distintos websites, la veracidad de la información, las pautas de comportamiento como ciudadanos digitales, siendo conscientes de su huella digital y las interacciones sociales que ocurren en los medios digitales.

El progreso de las herramientas digitales y la inteligencia artificial requiere que los niños y jóvenes puedan desarrollar las habilidades que los diferencian de la tecnología. Hoy, los educadores contamos con la gran oportunidad de humanizar la educación a través de la enseñanza de habilidades como la empatía, el pensamiento crítico, la comunicación y la conciencia moral. En un mundo en el que la tecnología se encarga de muchas tareas, las habilidades propias de la humanidad serán cada vez más valiosas para el futuro.